Nace la orden en 1119 tomando como nombre Orden de los pobres caballeros de Cristo, más conocidos como Los Caballeros del Templo de Solomón o Los Caballeros Templarios, la idea de su creación fue de Hughes de Payns y Godofredo de Saint Omer. Se diferenciaba de las otras órdenes reilgiosas por tener fines militares, y las otras se dedicaban a la caridad.
Orden reconocida formalmente por la iglesia en el concilio de Troyes en 1128, se elige al clérigo más influyente de la iglesia San Bernardo de Claraval para escribir sus reglamentos internos, y Hughes de Payns fue el primer Gran Amo de la Orden.
Se empiezan a reclutar en Francia e Inglaterra.
La indumentaria más representativa de la orden comenzó a producirse con la adopción de la Regla del Císter por los templarios, por la cual tomaron el manto blanco que les caracteriza. Posteriormente en 1146, el Papa Eugenio III concedió a los Templarios su hábito definitivo, ordenándoles portar, a la altura del corazón, una cruz roja en forma de cruz latina con los cuatro brazos iguales, pero más ancha en los extremos que en el centro de cada brazo, también denominada octogonal o pattée.
Esta cruz roja es el más típico y conocido emblema de los Caballeros del Temple, y una de las imágenes más usadas para hablar de las cruzadas, incluso incorporado por Cristóbal Colón a la vela de sus naves durante el descubrimiento de América.
La equipación era exclusiva del que la recibía, no se podía compartir con nadie ni una sola de las prendas y estaban obligados a tener una apariencia impecable dada su condición de MONJE-CABALLERO. Una vez acabada su formación estaba formado tan solo por una cota de mayas y un casco, en 1150 se añadió la cota de mayas, el escudo alargado y el banderín, hacia 1250, siglo XIII, que incluía el calzado de malla y el yelmo cerrado.
El abanderado de las batallas llebava el estandarte del temple, consistía en dos franjas horizontales: negra y más estrecha la de arriba; blanca, la inferior. Se denominaba Beaussant o "la bella enseña".
A lo largo de los siglos XII y XIII, el equipo pesaba más de 40 kilos y era necesario estar muy entrenado opara poder cargarlo y además utilizarlo con destreza. El caballo también iba acorazado y protegido.
El sello de la Orden del Temple muestra a dos caballeros sobre la misma montura.
viernes, 23 de octubre de 2009
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