la Edad Media fue una época de brillo cultural en todos los sentidos.Paralelamente a la religión, la superstición, la ignorancia, la enfermedad y la guerra exitió un espíritu de inquietud intelectual que caracterizó a la Edad Media
El hombre lo hacía todo manualmente ya que no había tecnología, la vida era muy dura, los campos se labraban con arado y sin abono y dejados alternativamente en barbecho cada dos o tres años, se producía muy poco y no se rendía lo suficiente, el campesino, que por las condiciones de vivir en feudos de terratenientes y hombres de armas, era el siervo, tenía que dejar la mitad de la cosecha para su amo y con el resto alimentar a su familia.
La cama, se dormía sobre paja o en el suelo; rara vez se podía ver en las despensas cercanas al fogón que hacía de cocina alguna vajilla, y lo que se usaba como plato eran rebanadas de pan seco. Los campesinos se hacían unas chozas de adobe que a menudo se incendiaban y había que reconstruir.
Los ricos, vivían en castillos de piedra y su riqueza se media por el espesor de los muros y la solidez de las fortificaciones exteriores.
Al no haber alcantarillado, ni sistema de conducción de aguas de las ciudades fortaleza o aldeas, parecían cenagales todas las épocas del año, por supuesto el mal olor era parte de la cotidianidad y el cultivo de enfermedades endémicas que azotaron a la población menguada de la época medieval. El agua había que irla a buscar al pozo o a la fuente, la luz era proporcionada por las velas y alguna que otras antorchas resinosas que despedían tanto humo como luz. Cuando se hacían grandes banquetes, los perros y los mendigos se disputaban bajo la mesa los trozos de carne y los huesos que los comensales cedían.
Los animales domesticados que servían de apoyo a los trabajos del campo y del comercio, compartían las casas de sus dueños, el establo estaba en la parte de abajo y en una guardilla vivían los humanos. El estiércol sobreabundaba en las casas y un olor, a lo que pudiésemos llamar hoy día a pocilga, era lo natural.
Había un gran conocimiento de la naturaleza, de las bondades de las plantas para la salud, de saber orientarse con las estrellas y los movimientos del Sol, se poseía una vista ágil y una mano diestra, se conocía el espacio en razón del mandato de sus constantes cambios y se respetaba la pureza de los bosques porque sólo se talaba lo necesario para beneficio humano.
La caza, a diferencia del hombre contemporáneo, era trabajo, que tenía a la vez algo de deporte, de festín y de guerra, pero cuyo botín iba destinado para alimento del cazador y los suyos.
La carne de ganado doméstico no se comía, con excepción de la de cerdo y la de corral, pero los nobles, grandes comedores de carne, traían de sus incursiones por el bosque hecatombes de perdices, urogallos, liebres y corzos. El oso, el ciervo y el jabalí muertos se llevaban en triunfo y, en las vigilias de los grandes banquetes, los pájaros pequeños, como codornices y tordos, muertos a centenares, se sacaban de los morrales y se amontonaban ensangrentados por los suelos de las cocinas. En las cocinas se respiraba un olor a sangre, a pieles recién desolladas y a humo de carnes asadas que se juntaba con el olor de los perros, de los halcones de caza y de la gente.
La carne, secada al sol o ahumada en las enormes chimeneas, se conservaba bastante mal y era necesario renovar a menudo las provisiones, por lo que había una constante escasez de sal y de pimiento, indispensables para sazonar los alimentos y para prolongar la conservación de estos víveres, que continuamente amenazaban con corromperse.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
PARA VER EL RESTO DEL BLOG
HAZ CLIK EN ENTRADAS ANTIGUAS para ver la segunda parte de mi blog, dónde encontrarás todo lo referente a ropa, moda,tejidos de moros, cristianos y judios,así como otras curiosidades
1 comentario:
Muy bueno gracias C:.
Publicar un comentario